Relevancia: Internacional
Clasificación: Inmueble
Los castros de Neixón se encuentran en una pequeña península ubicada en el interior de la ría de Arousa, concretamente en unas de las zonas más al interior de la misma, situada al NNE. Su situación es estratégica en relación con el circuito comercial marítimo; al mismo tiempo hay que poner en relación su emplazamiento con la riqueza minera de la zona. Esta zona consiguió un importante desarrollo local de la metalurgia del bronce y del hierro durante gran parte del primer milenio a. C., lo que viene a conocerse como la Edad del Hierro, momento en el que se desarrolla la llamada cultura castreña.
Los primeros estudios a principios del siglo pasado, a raíz de unos hallazgos sorprendentes realizados por amateurs y eruditos relacionados con la zona, desatan el interés de investigadores pertenecientes a distintas instituciones académicas y científicas. El interés de estos intelectuales viene determinado porque en el Neixón se había detectado una ocupación humana en la transición entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, configurándose el Neixón Pequeño como uno de los castros con ocupación más tardía de todo el Noroeste peninsular.
Al mismo tiempo, en estos primeros estudios se ponen de relieve la existencia de una importante actividad metalúrgica fundamentalmente del bronce, aunque con presencia de fundición de hierro.
Posteriormente, en la década de 1970 con la aparición de los aríbalos (contenedores de aceites aromáticos hechos en vidrio policromado de origen púnico) se confirma que Neixón mantenía contactos comerciales a larga distancia, concretamente con el mundo mediterráneo.
En la década de 1980 el complejo arqueológico de Neixón se convierte en un espacio degradado y marginal; se abren pistas, se hacen plantaciones forestales y aparecen numerosas escombreras de basura.
En 1996 arranca una nueva etapa para Neixón, dado que la Administración autonómica junto a la municipal valoran la posibilidad de revalorizar el complejo arqueológico. Con posterioridad, alrededor del año 2000 y al amparo del proyecto de creación de la Red Gallega del Patrimonio Arqueológico (2001), se consolidan y restituyen parte de las estructuras arqueológicas puestas a cielo abierto desde los inicios del siglo XX.
En el 2003 comienzan de manera sistemática excavaciones arqueológicas con la intención, entre otras, de caracterizar al yacimiento arqueológico y seguir con el proceso de revalorización del complejo arqueológico, y que continúan en la actualidad.
Según los estudios más recientes, en el Castro Grande de Neixón se tiene testimonio de tres momentos de ocupación diferenciados; una ocupación pre-romana (Fase I), otra romana (Fase II) y finalmente una tardo-romana (Fase III).
Fase I. (S.V-II a. C.) En este primer momento de ocupación en el Castro Grande, sus habitantes entran en contacto con los circuitos comerciales púnicos y con otras zonas productoras del mundo castreño, con un comercio a corta, media y larga distancia. En esta primera fase, parece que el recinto principal del Castro Grande sirvió, en gran medida, como un gran espacio dedicado al almacenamiento de excedentes, como lo demuestra la gran cantidad de fosas o silos de almacenaje que se localizaron en las zonas intervenidas en los últimos años.
Fase II. Coincide con el cambio de era s. I a. C –II d. C.; momento álgido en el que comienza a aparecer gran cantidad de productos procedentes de los circuitos comerciales romanos; igual que ocurre en castros como Santa Tegra, Castro de Vigo, Facho de Donón, La Lanzada, etc.
Fase III. Coincide cronológicamente con la crisis de finales del siglo III del Imperio romano, para acabar abandonado el castro alrededor del s. IV-V d.C.
Dende un punto de vista fisionómico el recinto principal presenta una planta ligeramente oval, con 95 metros en sentido Norte-Sur y 105 metros en el eje Este-Oeste.
El recinto superior del Castro Grande fue levantado de nuevo hacia los siglos V-IV a. C.
En el cambio de era se produce una reestructuración urbana, el nivel de ocupación más antiguo es claramente desmantelado, y se empleará el material para rellenar la entrada sureste. Se conservan fuera de la acrópolis, tanto en el sector oriental como en el occidental, así como en el espacio existente entre los dos castros, terrazas que podrían ser una zona de hábitat o elementos del sistema defensivo, como ocurre con una zanja abierta en las cercanías del acceso sureste en la que su funcionalidad se podría justificar como configuración de las terrazas anexas a modo de acondicionamiento de socalcos, o incluso como delimitación del espacio o una posible explotación minera, o incluso como parte del sistema defensivo.
El mayor porcentaje de restos de materiales recuperados son de naturaleza cerámica, y mayoritariamente se corresponden con elementos que se empleaban en la vida cotidiana de los habitantes de Neixón, como son ollas para la elaboración de comidas o para el almacenaje de productos diversos.
Asimismo, se recuperaron cerámicas de imitación púnica como el ungüentario recuperado en el foso, e incluso alguna de tradición ibérica.
Además de los restos cerámicos, también se recuperaron abundantes utensilios hechos en roca, como son pulidores, hachas, pesas, molinos, etc.; para los cuales se emplearon materias primas locales como el guijarro, esquisto y cuarcita.
También se recuperó un conjunto muy importante de elementos hechos en metal, fundamentalmente en bronce (fíbulas, agujas, colgantes, etc.).
Los habitantes del Castro Grande de Neixón tenían como uno de los recursos fundamentales para su subsistencia la ganadería. Formaban parte de su cabaña ganadera especies como las ovejas, cabras, cerdos y vacuno. Las ovejas y cabras constituían el grupo más abundante, si bien el vacuno suministraba un mayor volumen de carne, mientras que el porcino ocupaba el tercer lugar en importancia. El aprovechamiento de las ovejas y cabras parece que tuvo como finalidad exclusivamente el abastecimiento de carne.
Los antiguos pobladores de Neixón precisaron de maderas, bien fuera para obtener combustible para hacer fuego, o bien para confeccionar estructuras y artefactos; emplearon especies arbóreas y arbustivas, teniendo cierta preferencia por la madera de roble.
Según los datos disponibles sobre el Castro Pequeño, se confirma una continuidad de la ocupación entre la edad del bronce y la del hierro. Posiblemente en un primer momento, el Castro pequeño de Neixón, fue una pequeña aldea abierta, delimitada únicamente por un pequeño foso hacia la zona peninsular aprovechando las condiciones naturales del terreno. En este yacimiento se constata el paso de una arquitectura hecha con materiales perecederos a otra constituida por cabañas de planta circular con zócalos de piedra, paramentos de adobe, y cubierta de paja que son características de los primeros momentos de la edad del hierro.
En la zona intervenida recientemente se encontró un conjunto de tres cabañas, una de ellas con zócalo hecho en piedra, y las otras fueron hechas con materiales perecederos, conservándose solo los calzos y agujeros de los postes y un fogón. También es significativa la concentración de restos de bronce, y de trozos de moldes cerámicos para fundición de bronce, habiéndose documentado todo el proceso o cadena técnico-operativa del proceso metalúrgico. Fueron recuperados un total de 26 trozos de crisol y 6 moldes, además de numerosos artefactos elaborados en metal: fíbulas, piezas de caldero, varillas, cuchillo o navaja.
Las visitas están adaptadas para personas con discapacidad visual.
Boiro es un municipio costero ubicado en la comarca de O Barbanza, en la provincia de A Coruña. Este municipio de las Rías Baixas, bañado por la Ría de Arousa, cuenta con una amplia variedad de playas como las de Carragueiros y la de Barraña. Así mismo, una de las visitas costeras más populares de la zona es el Cabo de Cruz y la ensenada de Barraña. Además, Boiro está próximo de lugares como A Pobra do Caramiñal, Rianxo y Ribeira.
Este municipio, cuenta con un pasado celta tan característico de nuestra zona. Podemos encontrar huellas celtas en Cespón, más concretamente en los Castros de Neixón. Estos poblados fortificados, datados en la Edad de Bronce y Edad de Hierro, corresponden a los siglos V a.C. y el s. IV d.C. Es importante recordar que fue declarado por la Xunta de Galicia como Bien de Interés Cultural en el año 2011.
Los Castros de Punta Neixón fueron unos de los primeros yacimientos arqueológicos gallegos excavados durante el siglo XX y principios del siglo XXI, y participaron en ellos los que hoy en día se consideran parte de los padres de la arqueología gallega, D. Fermín Bouza Brey y D. Florentino López Cuevillas.
Las principales características de estos castros son:
El Castro Pequeño tiene signos de ocupación más antiguos y según estudios, su construcción pasó por una arquitectura con materiales más duraderos a otra caracterizada por la época castreña: cabañas de planta circular con zócalos de piedra, parapetos de barro y madera y coberturas de paja. Por otra parte, a una distancia de 100 metros, encontramos el Castro Grande. Un castro que, seguramente, se habitó una vez abandonado el pequeño.
ES_ Ría de Arousa
Puerto / Fondeo / Playasin datos del puerto
Localización
Boiro
(A Coruña)
España
Rural
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